Muchos
expertos y ninguna solución. Esa es la constante. Como los grados académicos ya
no dan para más, pues hay sobreoferta, ninguna solución.
En otra
vuelta a la tuerca, ahora el asunto va por lo “nuevo”, así como la luz del
mundo.
La
nueva silvicultura, el nuevo manejo forestal, la silvicultura adaptativa, el manejo forestal sinérgico, la nueva
gobernanza forestal, la nueva gobernanza del manejo forestal, el manejo
forestal comunitario, entre otros muchos
más.
La
inmunidad de rebaño forestal y el aplanamiento de la curva, o de la meseta de la
curva, podrían ser otros más, para estar
a tono y lucir actualizados con covid19.
Ya
no hay causas motores y generadores de la destrucción forestal, sino agentes
disruptivos. Ya no hay garantías, sino salvaguardas. El
tema es que los asuntos siguen igual o peor.
Diario se queman hectáreas, se
cambia de uso al suelo, hay más pobreza e inseguridad en los bosques mexicanos,
pero todo se ve bonito desde la jaula digital, pues hay que ser optimista y no
negativo con el desarrollo forestal en “face-book” y “twitter”, tanto como con las
energías limpias, que ocupan combustibles fósiles para operar, porque el sol
se mete cada noche y el viento sopla cuando quiere.
El
asunto es que ni el internet de las cosas, ni el 5G, van a resolver tal problemática.
Consecuentemente,
por mucha mercadotecnia que se aplique, el asunto es que sin los factores reales de la
producción: Tierra, trabajo y capital, lo demás de la economía casino es una
fantasía; incluida la forestal, pues solo sirve para trasladar de manos la
riqueza.
Hoy
que el autoritarismo asoma es posible cantar de cara al sol "light", inclusive, pero eso no
va a modificar los mas de 8,000 millones de dólares del déficit comercial forestal
de México, ni va a restaurar la planta productiva destruida para crecer la
lista de ricos en Forbes, en donde cada mañana me busco, por cierto, para ver si ya ingresé; pero nada aún.
Ya
hay más de un millón de hectáreas forestales certificadas en México. Y eso qué ?.
Los productores siguen en la miseria de siempre, ahora excluidos de sus tierras
por que son zonas núcleo de áreas protegidas, únicamente en el papel, ya que esas áreas son las que mas se queman y destruyen, toda vez que algunos genios asumen
que un decretazo va a detener a los tales agentes disruptivos. Los aguacateros mueren de risa.
A su vez, las especies
en estatus cada vez valen mas en el mercado negro, gracias a las listas de las
que deberían de salir, en vez de entrar.
Hay
muchas maneras de hacerse tonto, hoy priva la hora nalga digital. Lo mismo pero
vía web. A punta de ratonazos en face book y twitter, para que las empresas del
GAFAT sigan ganado dinero por la nueva adicción dedocrática digital y las
nuevas “Cambridge analítica” ganen dinero midiendo los “likes” y “dislikes”.
Antier ya ibamos a reforestar Marte, pero el covid19 nos detuvo y casi nos destroza.