Aunque bien intencionados, algunos
ambientalistas y defensores de comunidades
forestales y bosques, emiten opiniones equivocadas que se considera conveniente
precisar, a fin de que no generen mayor confusión, en una opinión pública de
por si desinformada.
Primer error, confundir al
método de regeneración de bosques de matarrasa, con los cambios de uso de
suelo. Como su propio nombre lo dice, un cambio de uso del suelo implica quitar
la vegetación para destinar la tierra a otro uso, en tanto que la matarrasa, es
un método para regenerar bosques y
selvas.
Segundo error, que las
matarrasas erosionan genéticamente a los montes. La matarrasa se aplica al
final del turno de que se trate, porque es un método para renovar bosques, por
lo que ya ocurrió una recombinación genética previa, que duró todo el turno,
de la longitud que sea.
Tercer error, que las matarrasas
producen erosión de suelos. No hay métodos “buenos” y “malos”. Eventualmente hay
decisiones técnicas equivocadas, mal instrumentadas, falta de seguimiento,
descuidos o hasta franca incompetencia en la aplicación, que puede propiciar la
erosión, como ya ocurre en una vasta área del país, donde nunca se aplicaron
matarrasas y las tierras están erosionadas.
Cuarto error, suponer que la
democratización de la participación en la gestión de recursos forestales,
supone la omisión de carreras profesionales que exigen un conocimiento
ingenieril mínimo, como es el caso de la profesión forestal. Por ello la
biología tiene apenas 140 años, la dasonomía occidental más 450 años y la agricultura más de 10,000.
Quinto error, asumir que el
comunitarismo forestal, por ser una buena bandera política, permite que
cualquiera realice la actividad, sin una cédula profesional que lo respalde.
Que de igual manera se democratice la medicina, el derecho, la ingeniería civil
y la arquitectura, para ver el desorden que se puede generar en la sociedad. Una
cosa es el “qué” y otra el “cómo”, sobre la administración de recursos forestales.
Y para el “como” se requiere de un ingeniero especialista en bosques, porque varias
soluciones son de carácter ingenieril, entre otras la restauración y
rehabilitación funcional de ecosistemas degradados.
Conviene destacar que la
traducción que hacen los españoles de “clercut” espanta a cualquiera, pues lo
traducen como “tala-raza”, con la consideración de que en México la palabra
“tala” ya produce escozor. Sin embargo, no se debe demonizar un método de
regeneración de bosques sólo por corazonadas, ya que de existir el conocimiento
técnico mínimo en su aplicación, su probabilidad de éxito se incrementa, como
existen casos concretos en México que lo demuestran.
El uso de matarrasas permite
acortar diez años al turno de que se trate, al evitar la "liberación"
con el "preaclareo", que para el caso de los estados de Chihuahua y
Durango, resulta muy conveniente.